No somos un basurero. Somos campesinos y agricultores.

Si preguntas en Riobamba por un lugar llamado Cubijíes, lo que la gente sabe, si es que sabe, es que es el basurero de la ciudad.

Ese es el destino que el mal llamado desarrollo ha dado a esta comunidad, conformada por 775 habitantes, que son en su mayoría jóvenes según datos del INEC*. Por la cercanía con la capital de la provincia de Chimborazo, se ha perdido progresivamente el trabajo del campo a medida que la ciudad se expande, lo que transforma las dinámicas de los habitantes, quienes ahora son más de ciudad que del campo.

Para algunos, esto significa desarrollo, progreso y beneficios. Para otros jóvenes -entre quienes están activistas, artistas, campesinos agroecológicos- esta salida no es la solución, y se muestran contrarios a la pérdida de la identidad campesina de esta comunidad. Se oponen a que el futuro de Cubijíes sea convertirse en un basurero, y perder lugares únicos solamente por satisfacer las necesidades de la ciudad que poco a poco absorbe todo lo que la rodea.

De esta idea nació el Pacha Fest, un festival que junta arte, música, murales, cocina, agroecología, para mostrar las alternativas a los modelos de desarrollo planteados desde arriba que no han traido beneficios a esta comunidad.

Este primer encuentro se llevó a cabo del 8 al 10 de noviembre y fue el resultado del trabajo de varias organizaciones campesinas y urbanas para rescatar estos modelos de vida, que consideran más sanos, y que podrían perderse en estos territorios.

A través de talleres y ferias agroecológicas, en estos tres dias del Pacha Fest, el conocimiento, los alimentos, los productos, los sentires y la música fueron compartidos con las y los asistentes de distintas regiones del Ecuador.

«Nosotros NO somos el basurero de Riobamba, somos un territorio agroecológico, sostenible» Menciona Roberto Gortaire, miembro del colectivo Agroecológico del Ecuador, el proposito de este encuentro es que, «queremos reivindicar que somos campesinos, que somos agricultores» .

Cubijíes es solo un ejemplo de lo que pasa con las comunidades que están rodeadas por grandes ciudades, las cuales poco a poco son devoradas por ellas.

«Tenemos para el futuro mucho más para hacer y crecer y la gente está mucho más comprometida» de acuerdo con Roberto Gortaire, quien espera que este esfuerzo continúe cada año.