Serie Corona Virus #3
Mientras el país se encuentra bajo estado de excepción debido a la emergencia sanitaria, este 16 de marzo intereses mineros se aprovecharon de las circunstancias para ingresar maquinaria a Pacto (parroquia ubicada en el Noroccidente de Pichincha), e instalarse en el territorio.
Con ello, los mineros burlan tres disposiciones: 1. la resolución gubernamental de no trabajar -con el fin de precautelar la vida y seguridad de los ecuatorianos-; 2. la ordenanza 0137 del 1 de septiembre de 2016, emitida por el Municipio de Quito, que declara preeminente conservar y mantener el patrimonio natural y cultural del territorio de la Mancomunidad del Chocó Andino, que comprende las parroquias rurales de Nono, Calacalí, Nanegal, Nanegalito, Gualea y Pacto; 3. la decisión de la población de Pacto de rechazar la minería en su territorio, mediante la consulta comunitaria realizada el 12 de abril de 2015.
¿Cuántos incumplimientos deben haber para que se activen las medidas de seguridad y se frenen estas operaciones?
Las comunidades de Pacto están denunciando la presencia de grupos mineros, maquinaria y camiones que ingresan sin control a sus territorios, y que no hay seguridad nacional o municipal que lo impida, mientras la población no tiene posibilidades de movilizarse debido al estado de emergencia.
Pacto es parte del Distrito Metropolitano de Quito. Está ubicado en la bioregión del Chocó Andino, una de la diez regiones del planeta caracterizadas por su gran biodiversidad y endemismo. Las 286.000 hectáreas del Chocó Andino representan el 30,31 % de la provincia de Pichincha; incluye desde bosques montanos hasta páramos, en un rango que va desde los 360 hasta los 4.480 metros sobre el nivel del mar.
Esta bioregiónse encuentra dentro de dos “hotspots” o puntos calientes de biodiversidad, el hotspot Tumbes-Chocó- Magdalena y el hotspot Andes Tropicales. Los hotspots son zonas donde convergen una extraordinaria biodiversidad.
Los 35 hotspots existentes engloban apenas el 2,3% de la superficie terrestre pero albergan el 50% de las especies de plantas vasculares y el 43% de las especies de vertebrados; por ello son zonas consideradas de especial interés para la preservación de la integridad de los ecosistemas del planeta. Esta particular condición hizo que en julio de 2018, el Chocó Andino, fuera declarado por la UNESCO como Reserva de la Biósfera. Además, aquí se encuentran más de 320 sitios arqueológicos de la cultura precolombina Yumbo.
Precisamente en las zonas núcleo de esta Reserva es donde se mantienen concesiones de exploración y explotación minera.
Los intereses mineros en el noroccidente de Pichincha afectan a 64.887,831 Ha. Los mineros que ingresaron el 16 de marzo tienen que ver precisamente con el área núcleo de la Reserva y el corredor del Oso Andino.
La pretensión de imponer la minería a gran escala en el Ecuador tiene una historia de más 20 años y Pacto es una de las zonas que están en la mira de las empresas mineras.
Las comunidades de Pacto están movilizadas exigiendo que se respeten sus formas de vida que son más cercanas a la naturaleza y cuidadoras de las fuentes hídricas que proveen de agua a más de 20.000 habitantes de la zona. Han desplegado múltiples acciones para impedir que se instalen las mineras, enfrentando a las políticas gubernamentales y los permisos otorgados.
Han aprendido de los inmensos impactos de la minería no sólo por lo que pasa en países vecinos, sino por lo que está ocurriendo en la Cordillera del Cóndor, al sur de la Amazonía ecuatoriana. Conocen que la minería contamina el agua en el proceso de separación de minerales; que se descargan a los ríos sustancias altamente tóxicas. Que remueve millones de toneladas de suelo, eliminando todas las especies. Que contamina el aire con explosiones de dinamita, el polvo de la perforación, y el transporte de materiales. Que provoca deforestación; desplaza comunidades; desata la violencia.
Para instalar la minería a gran escala, se han activado una serie de dispositivos legales e institucionales, entre ellos, declarar a unas actividades mineras como legales y a otras ilegales, con el fin de desviar la discusión sobre lo concreto: que la minería metálica provoca siempre contaminación, despojo y degradación ambiental.
Esta es una nueva emergencia frente a la que urge actuar. Se trata de impedir que se acumulen los problemas. Es inadmisible que a la crisis de salud se sumen crisis sociales y ambientales. En estos momentos hay que cuidar la salud, la familia, los abuelos, pero también la naturaleza, cada vez más arrinconada y vulnerable.