El avance del cemento…

Ángela Chávez, reportera invitada

Los árboles son poemas

que la tierra escribe en su andar,

son seres vivos que contemplan a Dios todo el día

y alzan sus frondosas ramas para rezar.

Moradora de la calle Ruiz de Castilla

Este 26 de noviembre varios árboles de la calle Ruiz de Castilla, en el Barrio Parque Italia, fueron echados abajo sin ninguna contemplación. La prepotencia de las motosierras y la ruidosa maquinaria de la empresa contratada por el Municipio de Quito se impusieron sobre el malestar de las familias.

“Sembramos los tilos hace más de 25 años y los hemos cuidado permanentemente; estos árboles acogieron a polinizadores y aves, nos alegraba verlos florecer y crecer fuertes y hermosos, nos dieron oxígeno y sombra a todos, sus flores sirvieron de medicina a propios y vecinos, y hoy los encontramos muertos”, dicen con tristeza dos moradoras del sector.

Los obreros no pueden explicar por qué se tumbaron los árboles, sólo cumplen órdenes, creen que de lo que se trata es de sembrar nuevas plantas, pero dentro de unos cajones de cemento. Y los tilos así, en la pura tierra, rodeados de yerba, libres del cemento, no calzan dentro del diseño.

Una persona del equipo técnico de la empresa contratista trata de evitar alguna responsabilidad señalando que todo lo que realizan es fiscalizado por el ingeniero ambiental de la administración zonal del Municipio, pues es la instancia que toma las decisiones.

Una socialización irregular

De acuerdo con los testimonios recogidos, en septiembre de este año representantes de la Zona de la Mariscal del Municipio de Quito pidieron al Barrio Parque Italia realizar una asamblea en la que informaron sobre el proyecto de remodelación de la calle Ruiz de Castilla, a la que quieren convertir en zona segura. En esa primera reunión no se dijo con claridad qué tipo de intervención era, aunque al final pudo entenderse que el objetivo último era convertir a la calle en Zona Azul y eso significaba hacer cambios en las veredas. “Como vecinos nos opusimos a esa decisión, por lo que pidieron realizar otra Asamblea para socializar los planos”, comenta una moradora.

Pero no hubo otra reunión y de forma sorpresiva, durante el feriado de octubre iniciaron los trabajos: cortaron el asfalto en algunas esquinas para hacer las llamadas orejas de elefante. Según comenta otra persona del barrio, “ante la insistencia de muchas familias, se hizo una segunda asamblea en la cual expresamos nuestro rechazo a esta obra y solicitamos que se suspenda, pero hicieron caso omiso a los moradores y continuaron con la obra”.

Hubo una tercera reunión para socializar los planos, pero tampoco se llegó a acuerdo alguno, sólo redujeron el tamaño de las llamadas orejas de elefante.

“Creen que nuestro barrio es conflictivo porque nos opusimos a estas obras hechas de manera violenta, sin tomar en cuenta la opinión de quienes vivimos aquí”, declara otra persona a la que no le falta razón, pues no informaron a la gente que se iban a cortar los árboles. “Una medida como esta debía darse con base en nuestra decisión, porque somos los mandantes. Lo que ha sucedido es algo inaudito, finalmente hicieron lo que les pareció”, dice molesto.

Todo esto ha generado indignación. Han irrespetado la Constitución que declara que la Naturaleza es sujeto de derechos, y violentado la decisión barrial y de los dueños de casa que nunca fueron consultados. Todo parece indicar que no se entiende el sentido de lo que significa respetar lo que se cuida y se ama.