Por Acción Ecológica y LIBERA
Cada vez más, los fuegos artificiales hacen presencia en distintas celebraciones en las ciudades de Ecuador, y tienen a los festejos del Año Nuevo como los de mayor despliegue.
Nadie niega que pueden ser un espectáculo hermoso, pero si se toma en cuenta que estos explosivos se pueden comprar fácilmente y quienes los usan lo hacen sin tener en consideración los efectos que se generan en el entorno natural, en los animales y en su salud, se hace imprescindible conocer y debatir acerca de sus efectos adversos. Por ejemplo, quienes tenemos animales domésticos o nos preocupamos por la fauna silvestre, sabemos que los fuegos artificiales entrañan sufrimiento para estos seres.
Mucho más que pólvora.
Los fuegos artificiales producen una concentración breve pero significativa de polvos finos y compuestos colorantes metálicos. Para conseguir los distintos efectos y colores se requieren mezclas con múltiples compuestos químicos:
- bario para los tonos verdes
- estroncio para los rojos
- sodio para los dorados
- aluminio para las chispas plateadas y blancas
- antimonio para los destellos
El humo que se produce como resultado de este coctel tóxico puede contener residuos de metales pesados y otras toxinas que causan daño en la salud. La contaminación producida por estos espectáculos no es menor que la producida por el tráfico vehicular, por lo que podría impactar a personas con enfermedades respiratorias o cardiovasculares.
Uno de los componentes de los fuegos artificiales es el perclorato de potasio, considerado un nuevo contaminante ambiental inorgánico persistente y usado en este caso como oxidante.
Se cree que los altos niveles de perclorato de potasio tienen efectos adversos en la salud humana y la vida silvestre; puede dar lugar a un importante déficit del neurodesarrollo y bocio en bebés y niños debido a que inhibe la captación de yodo en el tejido tiroideo. Además, su presencia en el cuerpo humano puede causar en adultos la regulación inadecuada del metabolismo.
Estos y otros ingredientes de la pirotecnia provienen de la minería, una de las actividades extractivas con mayores impactos ecológicos. Además, estos espectáculos pueden provocar otros efectos negativos sobre la naturaleza. En determinadas circunstancias constituyen un riesgo de incendio forestal; ya ha ocurrido que el fuego que ha encendido la mecha de algunos de estos artificios ha sido el detonante para que se produzcan incendios forestales. Por otro lado, pueden ser una fuente de estrés para la fauna.
En un trabajo publicado por la revista «Environmental Science & Technology» se muestra cómo los niveles de perclorato de potasio aumentan en la superficie de los lagos de Estados Unidos luego de las celebraciones del 4 de julio en las que hay un despliegue de fuegos artificiales, afectando a la fauna dulceacuícola.
Los fuegos artificiales aumentan la contaminación atmosférica, y, a través de la lluvia, la toxicidad en el suelo y el agua donde se depositan los aerosoles contaminantes.
Efectos en los animales
Quienes tienen animales domésticos saben que los fuegos artificiales estresan a sus animales. En algunos casos pueden llevarlos hasta a la muerte, sobre todo a los pájaros. El ruido desorienta a los animales y puede impedir que vuelvan a sus nidos o sitios de crianza.
Los fuegos artificiales se usa durante todo el año sin tomar en cuenta la temporada de reproducción de las aves (poniendo en riesgo su descendencia) o el paso de aves migratorias que se afectan mucho con las explosiones.
Efectos en los seres humanos
El nivel de ruido producido por los fuegos artificiales dañan la audición humana, pueden causar ansiedad en niños pequeños y en ancianos. Algunos fuegos artificiales sobrepasan los 105 decibelios, es decir ¡más fuertes que el Concorde durante el despegue!
Los fuegos artificiales producen mantas de humo que atrapan la garganta. Los olores y el smog generados pueden permanecer durante días en la atmósfera.
A medida que los fuegos artificiales son más fuertes, más intensos y de mayor frecuencia durante períodos más largos, un número cada vez mayor de personas son severamente afectadas. El riesgo de lesiones graves por fuegos artificiales es alto. Sólo en diciembre de 2015 se registraron 132 incendios en diversas zonas de Perú que fueron causados, según las autoridades, por el incremento en el uso de la pirotecnia; en Colombia se lesionaron 599 personas y en Buenos Aires, hubo 77 heridos por la misma razón.
Esta es una diversión nociva que debe parar.