Monsanto fue hallado culpable de causar cáncer a jardinero y deberá pagar 289 millones usd

Resumen hecho por la Red Por una América Latina Libre de Transgénicos– RALLT
Fotos: Getty images y portal TL13

Desde hace varias semanas se ha llevado a cabo en EE.UU. el primer juicio contra la empresa Monsanto, por los efectos cancerígenos del herbicida Roundup, que culminó el 10 de agosto.

Los jurados consideran que la empresa conocía los efectos peligrosos de sus productos y no advirtió a los consumidores de dichos riesgos, por lo que actuó con “malicia y opresión” y se obliga a Monsanto a pagar 289,2 millones de dólares a Dewayne Johnson, jardinero escolar de 46 años que fue diagnosticado de linfoma no hodgkiniano (NHL), un cáncer en los linfocitos de la sangre, tras usar los productos de la compañía.

Según el juez, el herbicida Roundup (que usa como base glifosato) fue un “factor sustancial” en la aparición del cáncer que sufre el jardinero. La empresa no habría advertido del riesgo para su salud provocado por sus productos, pese a que la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (OMS) ya había catalogado al producto como “potencialmente cancerígeno”.

Roundup es el nombre comercial de Monsanto, cuyo ingrediente activo es el glifosato, y que es el herbicida más utilizado en el mundo, y asociado de manera indisoluble a los cultivos transgénicos.

El caso conocido como Dewayne Johnson v. Monsanto Company es la primera demanda por cáncer asociada al herbicida Roundup que entra a juicio en Estados Unidos.

El demandante es Dewayne “Lee” se está muriendo de una forma debilitante y agonizante con NHL que, según él, contrajo por contacto con el ubicuo herbicida Roundup. En su trabajo en una escuela estatal, Johnson de 46 años, eliminaba las malezas con Roundup de Monsanto, lo que le puso en exposición constante con este agrotóxico.

Al mismo tiempo, un juez federal norteamericano, Vince Chhabria, abrió la puerta para que lleguen a proceso judicial alrededor de 450 otras demandas que acusan a la transnacional de haberles causado cáncer a través de su producto Roundup.

Una de las principales acusaciones contra la corporación de las semillas transgénicas es haber ocultado durante décadas, los riesgos de cáncer del Roundup. Monsanto (propiedad dela transnacional alemana Bayer) “defendió datos falsos y atacó estudios legítimos” que revelaron los peligros de sus herbicidas y condujo una “campaña prolongada de desinformación” para convencer a las agencias gubernamentales, agricultores y consumidores de que el Roundup era seguro, señala la demanda de Johnson.

The Guardian cita las palabras que el juez Curtis Karnow escribió en su momento para permitir el avance del juicio: “La correspondencia interna aportada por Johnson en este proceso podría hacer concluir al jurado que Monsanto conoce desde hace tiempo que sus herbicidas a base de glifosato podrían ser carcinogénicos y que ha tratado continuamente de influir en la literatura científica para evitar que esas preocupaciones internas llegaran a la esfera pública y cuestionaran la seguridad de sus productos”.

Una de las bases del juicio fue la monografía de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud que, en 2015 clasificó el glifosato como probablemente carcinógeno. Sin embargo, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos afirmó dos años después que el herbicida es seguro para las personas, si se usa de acuerdo con las instrucciones de la etiqueta.

Durante el juicio, entre los testigos de Monsanto estuvo la Dra. Lorelei Mucci, epidemióloga del cáncer y profesora asociada de la Escuela de Salud Pública de Harvard (HSPH). A pesar de su impresionante nombre, el HSPH se ha ganado una desagradable reputación, pues ha recibido importantes aportaciones de empresas contaminadores a cambio de producir «investigaciones» científicas que fortalecen sus ganancias corporativas. Industrias como las del tabaco, la industria química, los fabricantes de automóviles de Detroit, los procesadores corporativos de alimentos y los barones industriales de la carne y los cereales han recurrido a HSPH para que se genere ciencia favorable a las empresas, ungida con el sello del nombre de Harvard.

Su icónico fundador de HSPH, Fredrick Stare, orgullosamente llevaba el sobrenombre de “Sr. Sugar”, por su inflexible defensa de una dieta basada solo de azúcar. Stare obtuvo para la HSPH, millones de dólares en becas de investigación de Kellogg’s, General Mills y Coca-Cola. A cambio del lucro de la industria de la soda, Stare brindó amablemente la conclusión científica de que una Coca-Cola fría era “una merienda saludable entre comidas”.

En la década de 1980, Stare hizo su trabajo con los fabricantes de cigarrillos como presidente de un conocido grupo de la industria tabacalera, el Consejo Estadounidense de Ciencia y Salud (ACSH). Stare tomó millones para desplegar el nombre de Harvard en defensa de los zares de cigarros. La socia de Stare en la HSPH y su ex estudiante, Elizabeth Whelan, que fungió como CEO del ACSH, escribió un libro, “Pánico en la despensa” con el lema “Como tus aditivos”. El título no era irónico.

El romance de la HSPH con las industrias oscuras no es un artefacto histórico raro. Desde 2012, la HSPH (ahora la Escuela Chang) ha perseguido y recibido dinero de Monsanto, Dow AgroSciences, Bayer Crop Science (el nuevo propietario de Monsanto) ExxonMobil, los hermanos Koch, Phillip Morris, Coca-Cola y Dr Pepper Snapple Group. Justo el año pasado, la HSPH se enfrentó a otro escándalo nacional, al iniciar un estudio en el que exoneraba al alcohol de los efectos adversos para la salud; esto a cambio de recibir $ 100 millones de los productores de bebidas alcohólicas.

Al ser interrogado por el abogado Brent Wisner, de la firma legal Baum Hedlund Law, la Dra. Lorelei reconoció que Monsanto le pagó 100.000 dólares por su testimonio. Fue dinero bien gastado. Mucci fue una gran testigo en defensa de la empresa. Ella testificó con la confianza y la fría convicción de un profesor veterano. Pero su testimonio fluido y elocuente en el examen directo, contrastó crudamente cuando tuvo que responder preguntas. Entonces fue vacilantes, combativa y evasiva; se atascó y disimuló. Como polemista combativa, sin embargo, repetía que le costaba entender las simples preguntas de Wisner, el abogado de Johnson. 

Por cada intento por parte de Wisner de replantear sus preguntas, ella daba vueltas y construía frases filosóficas fantasiosas. Trataba al jurado con una cacofonía de cortinas de humo, una charla pesada y una disimulación que, sin embargo, cautivaban, a causa de su encanto. Ella impugnó todo y no concedió nada.

Se dice que las estadísticas no mienten, pero todo depende de cómo está diseñada la muestra. Los epidemiólogos corporativos usan un arsenal de trucos estadísticos para debilitar las señales estadísticas y aplanar las líneas de los gráficos.  Aquí se están evaluando cánceres raros o subgrupos vulnerables. Simplemente eliminando a uno o dos individuos enfermos de la cohorte, puede desaparecer por completo la señal de cáncer.

Para lograr este objetivo, Lorelei Mucci del HSHP en su testimonio en el juicio, usó el viejo truco de corregir el llamado “sesgo proxy”.  Cuando un paciente de cáncer muere con la enfermedad, los investigadores obtenían su información de familiares y médicos, los llamados “representantes”. Mucci sostuvo que estos datos son intrínsecamente sesgados y, por lo tanto, poco confiables. Cuando ella eliminó de sus estadísticas totalmente a esos individuos (pacientes con cáncer que habían muerto), la “señal” de cáncer desapareció.

Lo que pasa cuando se “corrige el sesgo de proxy” se amortigua una señal, ya que siempre se elimina a las personas más afectada; las que mueren a causa de los agentes tóxicos. Utilizando este truco (en nombre de Monsanto), Mucci concluyó que no había asociación entre el cáncer y el glifosato.

Wisner consiguió que Mucci admitiera que no incluyó estas tasas de duplicación de riesgo estadísticamente significativos en su presentación ante el jurado.

El testigo del demandante, el Dr. Portier señaló que la Agencia de Investigaciones del Cáncer de la OMS (IARC) mostraron un riesgo elevado de cáncer en relación al glifosato, luego de examinar estudios epidemiológicos en seres humanos. La IARC también revisó múltiples estudios con animales, que mostraron que el glifosato causa cáncer en ratones. Basándose en esos, la IARC consideró que las evidencias eran adecuadas como para concluir que el glifosato es un “carcinógeno humano probable”.

Mucci admitió que nunca había examinado los estudios con animales incluidos en la monografía de la IARC.

El día doce del juicio el Dr. William Sawyer, testificó que el glifosato solo es “claramente” cancerígeno, y que la práctica de Monsanto de agregar surfactantes químicos aumenta y mejora la carcinogenicidad del herbicida.

El día 13 dio su testimonio el Dr. Charles Benbrook, el experto del demandante, quien testificó que el enfoque de EPA de evaluar al glifosato en aislamiento es una farsa destinada a pasar por alto la cuestión más importante de la formulación del Roundup en sí, y no solo del ingrediente único. Según el Dr. Benbrook, Monsanto usa un surfactante potente en el producto formulado por Roundup que amplifica dramáticamente su toxicidad.

El glifosato fue desarrollado por Monsanto en la década de 1970, y hoy se vende en más de 160 países. Su uso incluye tanto la aplicación en cultivos transgénicos resistentes al mismo en grandes extensiones de campo como su aplicación en plazas, parques y territorios urbanos.

La multinacional salió en defensa de sus productos anunciando que apelará el veredicto.  


Fuentes:

  • Lucía Maina. La tinta. “JOHNSON CONTRA BAYER” (MONSANTO) DESATA UNA CATARATA DE JUICIOS. http://www.fundavida.org.ar/web2.0/johnson-contra-bayer-monsanto-desata-una-catarata-de-juicios/
  • Robert F. Kennedy, Jr. and Kevin Baum . Monsanto Pays Harvard Wizard $100k to Perform Statistical Magic Show for Jury 
  •  https://www.organicconsumers.org/blog/kennedy-monsanto-expert-roundup-trial
  •  Roberto Andrés. La izquierda Diario. Monsanto fue hallado culpable de causar cáncer a jardinero y deberá pagar U$S 289 millones