Inspección y recolección de información realizada por: Ivonne Macías Guerra
En la vía a la parroquia Limoncocha del cantón Shushufindi, provincia de Sucumbíos, margen derecho, por la entrada al recinto La Magdalena, atraviesa una tubería de 8 pulgadas que sale de los pozos petroleros 220-226-184-225 y que va a la Estación Shushufindi Suroeste, en el bloque 57 operado por Petroamazonas EP. Esta tubería fue colocada en el lugar hace 6 años.
En este sitio, entre los días 15 y 17 de mayo del presente año, se produjo la rotura de este oleoducto secundario que está enterrado a aproximadamente un metro de profundidad, provocando un derrame de petróleo. Los moradores del lugar dieron aviso a funcionarios de la empresa petrolera. Llegaron representantes del departamento de Relaciones Comunitarias, pusieron una grapa en la tubería e hicieron un hueco de 12 metros de largo por 60 cm de ancho y dejaron abandonado el sitio. Unos días después este hueco se llenó de crudo y de agua debido a las lluvias que son abundantes en esta época. Este crudo fue a parar a una cuneta y llegó hasta las fuentes hídricas del sector contaminando las plantaciones de los finqueros.
El día sábado 6 de junio del 2020, se volvió a romper el tubo junto a la grapa que habían colocado en la primera ruptura, ocasionando otro derrame de crudo. Esto causó malestar en los dueños de las fincas por donde pasa la tubería.
El día 8 de junio se realizó la inspección al lugar del derrame y se pudo observar directamente los daños causados por el mismo y se constató la presencia de personal de la empresa responsable realizando trabajos de remediación, en el lugar estaba una retroexcavadora, una volqueta, pláticos utilizados y basura desechable. En los trabajos de remediación se pudo observar que había vetas de petróleo que se infiltraban en el suelo.
A 70 metros se encuentra el domicilio de la familia Armijos, quienes manifestaron que sus miembros utilizan el agua de pozo para el consumo humano y el agua de afluentes para los animales y que todo se ha contaminado con estos derrames de petróleo que no fueron atendidos a tiempo. En la familia se encuentra una bebé de 6 meses de edad quien resultó con granos en la piel a partir del primer derrame.
Estos derrames, además de provocar daños a los cuerpos de agua subterránea y superficial y ocasionar daños a la salud de las familias, afectaron las plantaciones de cacao, plátanos, yuca y otros cultivos de las fincas.
Los esteros contaminados por estos derrames desembocan en el río La Victoria que se encuentra a 300 metros de donde se suscitó el derrame de crudo. Este río a su vez desemboca en el Río Shushufindi y éste en el río Aguarico. En el trayecto de estos ríos la contaminación del agua va afectando a innumerables comunidades que se abastecen de estos ríos.
Por la presión y exigencia de los afectados, el día del derrame llegaron al lugar trabajadores de la empresa a “limpiar”. Hasta el 8 de junio tenían recogidas 6 volquetas de material contaminado y explicaron que seguirán trabajando un día más. Uno de los trabajadores indicó que ya no iban a seguir limpiando porque no tienen tiempo ni espacio, dijo que “ ….ya está limpio y si quieren lleven una muestra a laboratorio y verán que ya está limpio”. Además dijo que los finqueros no tienen derecho a reclamar porque el derrame fue en el “derecho de vía”.
Sin embargo los moradores del lugar afirman que se comunicaron con un arquitecto y con un agrónomo de Petroamazonas, quienes les aseguraron que les van a dar una compensación por la afectación a las familias sin especificar cuándo lo harán.
Los afectados solicitan que las autoridades competentes lleguen al lugar de los hechos a constatar este delito ambiental y emprendan un proceso de reparación integral que incluya la restauración de la naturaleza afectada, la indemnización a todos los moradores del lugar, la reposición de las pérdidas económicas que han sufrido y principalmente que se apliquen mecanismos para garantizar la no repetición de este tipo de sucesos que tanto daño causan a las comunidades ubicadas en los campos petroleros.